Mesa Hol

 


    Es, desde luego, el pájaro más insólito de las selvas del Mayab. De cuerpo grande y pesado, puede, a pesar de su robustez, volar tan rápido como lo haría una golondrina o cualquier otro pajarillo. Prefiere las alturas en sus vuelos nocturnos y muy raras veces los practica de día. Dicen que ha alcanzado las nubes, entonces resulta remoto y difícil de distinguir. Es más fácil identificarlo en la tarde-noche, a la luz de la luna, de la que parece estar hechizado. 

    Los aldeanos huyen despavoridos de su presencia y se ocultan en sus hogares, cuidando de mantener a salvo a sus pequeños hijos pues saben que puede transmitirles un mal incurable o la misma muerte. También su graznido, que es aterrador, pone en guardia a los habitantes del poblado. El Mesa-Hol, criado por Ah Puch, el gran Señor del Noveno Infierno, sólo obedece a su amo. Con todo, lo más inconcebible del demoníaco pájaro es que no vuela como las demás aves, sino de cabeza, o sea, con el pecho hacia arriba, sin perder un instante su velocidad. Los brujos del pueblo se han acostumbrado a observarlo en su alto vuelo, pero aclaran, no sin una mueca de horror, que el día que vuele como las demás aves, el mundo llegará a su fin.

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