El Perro de Sangre

 


    O sea, que fue alimentado con sangre desde su más tierna edad. Hay brujos que se conocen la historial al dedillo: un hombre que vagaba por la selva se halló con un panal en el hueco de un árbol. Sin tener nada que hacer, utilizó la cera del panal para dar forma a un perrito que le salió casi perfecto llevándoselo y se lo llevó a su casa para que le sirviera de acompañante y le ayudase con el tiempo en sus cacerías.

    Un día que hacía algunos trabajos caseros el hombre se cortó la mano derecha y mientras se la curaba goteó un poco de la sangre de la herida en el hocico del animalito, que la tragó de inmediato. Se lastimó de nuevo en otras ocasiones y siempre le daba de beber un poco de la sangre de sus heridas al perro, ya más crecido. De esta manera, el animal se acostumbró al gusto de la sangre. Por las noches el perro salía de la casa y regresaba al día siguiente con algún venado o conejo que había cazado en el bosque. Con el tiempo ya no mataba venados o conejos sino a seres humanos, mismos que les servían de alimento. Dicen que los dioses, furiosos con el sanguinario comportamiento del animal y de su amo, que lo había enseñado a beber sangre humana, los condenaron a vivir para siempre en un sitio infernal llamado Muulitk'aak, o sea "Cerro de fuego".

 

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