Cabeza errante
Cabeza fúnebre y colérica que andaba por sí sola arrastrándose o rodando por las silenciosas callejuelas de los pueblos de la península. Lo que buscaba esta cabeza errante era sorprender al caminante saltándole encima y matarlo del susto, por lo general de un ataque cardíaco. Fue esta mujer en un principio una bruja fea y desmelenada, soberbia enemiga del género humano. ¿Pero cómo se convirtió en una cabeza errante? Varias son las versiones de su origen: se ha dicho que ofendió a la diosa Ixchel, y esta, en venganza, le cortó la cabeza de un solo tajo con su hacha.
Otra versión explica que su esposo, un hechicero de 500 años venido de la época de la Conquista, la pilló acostada en su hamaca pero sin la cabeza, misma que había salido en busca de víctimas. El hombre, sorprendido y furioso, derramó toda la sal que pudo en el cuello de la mujer y al regresar ésta en la madrugada, la abundante sal le impidió unir su cabeza al inanimado cuerpo. Ante la imprevista situación la cabeza escapó a saltos hacia la selva. Algunos brujos y campesinos juran haberla visto entre las ramas de los árboles, espiando a su probable víctima.
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