Árboles Insólitos
Sin que se conozcan los tiempos en que un espantoso huracán inundó las antiguas tierras de Yucatán, vivía la doncella Xho-ne-Ha, acompañada de sus padres, bajo la amplia y protectora fronda del Dzucdzuc, un bello árbol. La joven era hermosa y dueña de una dulce voz; solía conversar por las noches con el Dzucdzuc sobre el amor y cosas como esa.
Una tarde llegó la gran tormenta y llovió tanto y por tantos días, que Xho-ne-Ha y toda su familia murieron ahogados. Desde entonces, el Dzucdzuc llora la muerte de la doncella, a la que llegó a amar apasionadamente. Existe también un árbol malvado al que llaman Chechén, cuyas hojas son tan calientes como las llamas del mismo infierno.
Hasta su sola sombra es maligna: cuentan que los soldados del capitán
Chuen Kauil, fatigados después de un sangriento combate contra las tropas
enemigas, se echaron a descansar bajo la sombra de un Chechén de la selva, pero
mientras dormían despreocupadamente, acabaron por hincharse de tal manera que
muchos nunca despertaron. Las mismas hojas del árbol son venenosas. Si rozan la
piel por accidente, se calientan y se ponen rojas, y su ardor es intolerable.
Finalmente se ennegrecen. La savia de este árbol asesino provoca la ceguera.
Comentarios
Publicar un comentario